El BDSM como orientación sexual

By JudeV

“He conocido a alguien que me gusta. Uff, vamos a ver si no es vainilla”.

Seguro que te suena este pensamiento.

Hay días en los que me gustaría ser normal, mañanas en las que me gustaría no pensar, sentirme satisfecha con un polvo vainilla, no tener que descartar a gente maravillosa, con intereses en común, porque su manera de vivir el sexo, para mí, es como si me rozaran con una pluma, querer pasar los domingos por la mañana paseando y no necesitar conversaciones profundas en pasillos oscuros, no cuestionarme tanto las cosas, conformarme con la normatividad sexual imperante y no desear que abusen de mi mientras me obligan a leer calladita, que no se me hinche el coño con una bofetada, me quede sin respiración del placer cuando me ponen los brazos en alto y no disfrutar tanto insultando, degradando, arañando y siendo arañada, llamando sucia a mi perrita o siendo esclavizada.

Me entristece pensar en la cantidad de veces que me he puesto en riesgo físico, mental y moral por buscar experiencias d/s. He vivido situaciones que no pondría jamás por escrito y que no eran seguras. Soy una persona adulta, con estudios universitarios, con trabajo, terapia, con acceso a educación y lecturas. Y aun con todo, por estar cachonda, por no saber, por confiar, o por creerme en lugares seguros, he vivido situaciones muy peligrosas y he sufrido mucho. El daño a lo largo de estos años de descubrimiento, es grande. Y sí, he descubierto cosas maravillosas, rozado el infierno con mis sucios dedos, con mi lengua húmeda, de rodillas, pidiendo perdón, sí señor hazme tuya, y me he olvidado del tiempo. Hubiera sido peor vivirlo todo en silencio, dentro del armario y no reconocer que prefiero que me amordacen dentro de él. Sí. Pero joder cómo roza el fondo.

Lo queramos o no, vivimos en las sombras. Las sombras llevan a la marginalidad y esta a la inseguridad. Esto ha pasado en otras ocasiones en la historia, con la homosexualidad, el lesbianismo, la bisexualidad, y pasa aún en muchos entornos de ocio, laborales o en otros países con menos derechos SOGI (orientación sexual e identidad de género).

Considero que el BDSM no es una práctica, algo que pueda escoger hacer o no, es mi forma de disfrutar del sexo y de vincularme afectivamente a una persona. Es mi orientación sexual.

El hecho de que, para encontrar a gente afín, sigamos teniendo que movernos entre nosotros en ambientes reducidos, de tener que ocultarlo ante otras personas o sufrir las consecuencias de contarlo, de estar en grupos donde lo que nos une es sólo esto, lo complica todo mucho y hace que reproduzcamos dinámicas infantiles, de campamento, modos de relacionarse poco adultos y viciados. He escuchado discursos preciosos. Sé que se intenta. Pero no me he encontrado tantas prácticas o relaciones preciosas. Es difícil ser coherente en una sociedad en la que prima el individualismo, lo sé. He visto muchísimos abusos de poder y mordazas en los oídos. Las mismas figuras de poder una y otra vez. He defendido injusticias y he pagado por ello. A veces he ganado.

De nada sirve cuestionarnos la dominación y la sumisión si no lo hacemos también en nuestra vida diaria y reproducimos las mismas estructuras de poder de la sociedad que nos oprime sexualmente desde su normatividad.

Esto no quiere decir que me arrepienta, no hay lugar para eso, soy lo que soy, como cualquiera, y asumo las consecuencias de mis decisiones. Conozco a algunas personas maravillosas y he vivido situaciones extraordinarias, a las que, sin haber salido del fango, no habríamos dado forma. Personas maravillosas en países lejanos, bajo nicks ocultos, me han dado lecciones vitales que atesoraré siempre. También algunos/as que ahora son amigos para todo, mudanzas incluidas. Es por ese 1% que hago todo en la vida. Y espero serlo yo también para otros. Hay estudios y movimientos para incluir al BDSM dentro de las orientaciones sexuales, o como mínimo para despatologizarlo.

Hay días en los que desearía, eso que llaman, probar a ser normal. Aunque todas aquí sabemos que sabe a poco y que ese pedestal, es de cartón piedra. Nosotras desde las grutas, sabemos que hay ochocientos mil sabores de perversión más, cuarenta mil jornadas de humillación esperando y que la verdadera degradación es la de la norma.

⬇️​¿Cómo lo lleváis vosotros? Os animo a compartir vuestras experiencias ⬇️​​

JudeV ©

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